Querida Luz:
Muchas gracias por invadir mi ser de calor y brillo durante mis años de existencia. Te volví a encontrar el día que conocí el bosque negro. Descubrí que la oscuridad había sido parte de mi pasado, pero sólo así aprendí a quererte con el corazón.
Te dí la bienvenida cuando juntamos las manos y susurraste a mi oído.Devolviste mi ceguera a la noche, plantaste mis derrotas y heridas. Lograste verte reflejada en mi mirada y sonreíste cada amanecer. El sol, tu fiel amigo, ha cubierto mi piel y a sanado todo daño en mi.
Sé que hay una lucha constante entre tú y la oscuridad. A veces, el perderse es parte del azar pero toda situación real dependerá de mi. Dime: ¿qué me has hecho? ¿qué eres?... Con incertidumbre agradezco tu compañía y tu bien.
Pienso en ti, dibujo una sonrisa en mi rostro y sé que mañana estarás ahí nuevamente.
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