Mi querida luna, mi
amiga luna. Mi presente y constante, siempre estás ahí. Viéndome,
velando, así lo pienso. Eres ese brillo que me encanta y que eriza
mi piel. Eres la cereza de la noche en un momento de enamorados.
Gracias por guardar tantas historias y recordarlas cada vez que te
veo, gracias por iluminar mi ser y llenarlo de gozo, gracias por
menguar mis ojos y ceder dos o tres lágrimas de felicidad. Gracias
por compartir el tiempo conmigo y brindar por la vida, muchas gracias
por el tiempo y los momentos, los recuerdos y los contextos. Por ser
mi inspiración y sobre todo por iluminar mi noche contemplativa.
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