Te deje sola en el desierto,
Inhalabas parte de mi suelo erosionado.
Polvo suelto, de color café…
Que llegó hasta tus pulmones.
Qué dolor y agonía causé en ti.
Poco a poco tu ser frágil, caía.
Se desprendía por pedazos de tus huesos,
Y aquel olor que solo el viento sabe.
Lamenté lo que hice con tu vida,
Sé que no es la mejor decisión ni elección,
Pero así me lograste conocer.
Te deseché, porque así me dio la gana.
Enfermé tu ser con malestares agudos,
Canté cuando escuché tus discursos.
Nada ha quedado, solo el vacío que existía.
Camina y nunca voltees la mirada.
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