domingo, 29 de mayo de 2016

Las cosas mueren...


Las cosas que mueren en la vida, no resucitan. 
Se marchitan, desaparecen y se ausentan.
Se remonta al silencio, a la voz sin palabra. 
Y así, ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!

Los días negros, los días que fueron,
Los días perdidos e inherentes, no volverán.
Qué triste ha sido, pasar el tiempo sin significado.
Abandonarlo y saber que no se recupera.

Le dije adiós a la alegría, paz y tranquilidad.
Dejé el paso a la soledad, angustia y ansiedad.
Intenté calmar la tormenta con falsedad.
Me convertí en la oscuridad de mi propio ser.

Existieron las sombras, aquellas negras y sombrías.
Me comieron de poco a poco, quede abatida.
¡Fueron las sombras creadas por la maldad!
Las cosas se secan, las cosas idas…

Le dije adiós a la dulzura, con palabras soeces.
Todo un comportamiento muerto y quebrado.
Apagado, brumoso, lleno de nada… vacío.
Vagué por las calles y me enterraba a mí misma.        

Todo termino en desolación, muerte y castigo.
Existió el fin no esperado y quedó en condena.
La desnudez de mi cuerpo expiró perdida.
Callé y resiste… Aun así, toda cambia y todo muere. 



Flores aun sin marchitar 2007.
 Mordahay Malamed Mendoza

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