lunes, 14 de octubre de 2013

Historia de una devota

Era María, una mujer muy bella, de una piel tan tersa como la manzana, de una sonrisa tan hermosa. Su pelo de color castaño, largo y suave atraía a muchos. Algunas veces se hacía mechas de color morado o azul para llamar la atención.

María se entregó al amor, sin saber de su rumbo, sin saber sus penas o glorias. No sabía nada, solamente se entregó a él. Fue feliz un tiempo y luego lloró, su amor había muerto. Las palomas se lo habían llevado durante el ocaso, no le volvió a ver.


Rezó a San Antonio, para volverse a encontrar con el amor. Hizo las oraciones respectivas y también la novena. Entonces encontró su amor, estaba sentando al pie de la columna que estaba en su casa. Lo acaricio, lo acercó, lo besó y lo guardo en su corazón. 


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