Sabes, te confieso que entre susurros y pensamientos cortos aún te pienso y te quiero. Repito tu nombre con el fin de invocar tu escencia para encontrarte junto a mi y dejar de extrañarte, pero resulta en vano. He intentado colocar una vela en tu nombre pero no creo en lo milagros.
Sé que dejarte ir significa amarte pero mi amor require de ti. Anhelo el abrazarte para escuchar tu palpitar, enlazar nuestras manos y que sientas lo que eres para mi. Quisiera sanar tu corazón para que vuelvas a creer en lo que un amor significa cuando es amado.
Me encantó la dulzura de nuestro querer y la ternura que invadía mi ser cuando miraba directamente a tus ojos. Tu sonrisa, tus labios y tus ojos me invitan a no olvidarte, a imaginarte cada día y tratar de dibujar tu bello rostro.
Lastima que tú hayas sentenciado nuestro amor, cariño y querer. Tu ser se ha convertido en nuestro mayor enemigo y poco a poco el amor se ha desvanecido. Es cuestión de tiempo para dejarte ir, pero para mientras sigo agradeciendo tu llegada a mis insomios y los motivos para escribir.
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