Lo que puede hacer para
que te recuperes es intentar hablar con tu sangre y cantarle
canciones de cuna para que duerma y así logres descansar un rato.
Tal vez termine siendo un acto suicida pero no importa, algunas veces
los héroes mueren sin razón alguna y son considerados como
mártires. Imagínate tú siendo una mártir, siendo una persona que
no logró superar los peores problemas de la sociedad y por eso
mueres, casi una anomia.
Si llegaras a descansar
tanto y no despertarás después, yo te recordaría con dulzura, con
amor y con ternura. Recordaría también los momentos que pasamos
juntos. Los momentos en donde tu cuerpo le sonreía a la vida y yo
bailaba junto a ti. Es una lástima que algunas enfermedades se coman
hasta tu alma, si es que los dos tenemos un alma. Es un problema
también que la enfermedad nos haga querer la vida y valorar más
aquellos momentos pequeños, los momentos que llenan el corazón.
Te recuerdas aquella
vez que estaba en tu departamento y miramos los fuegos artificiales
por la ventana. Yo te miraba reflejada en el vidrio, tenías aquella
sonrisa que me alegraba y que me invitaba a besarte. Estabas llena de
salud, de vida, de lozanía. Qué es lo que le puede pasar a uno para
enfermar tanto y perder todo lo bueno que te deja vivir.
Ahora te miro así,
débil, pálida sin ninguna posibilidad extra de vivir más tiempo.
Por eso te digo que me dejes hablarle a tu sangre, quiero cantarle
las canciones de cuna que mi madre me cantaba cada noche antes de
dormir cuando era un niño. Eso me hacía sentir querido y tranquilo.
Olvidaba todo lo malo que podía haber en una noche, los monstruos
que están debajo de tu cama o en el ropero, los espíritus que
pueden salir de tus zapatos de colegio o las voces que llegas a
escuchar cerca de tu oído. Las canciones me tranquilizaban, algunas
veces las tarareaba y luego me las aprendía.
En el colegio las
cantaba durante el recreo y muchas maestras creían que iba a ser un
cantante famoso. Nada que ver con lo que soy ahora y con mi
profesión. Enamore a muchas mujeres así también, las invitaba a
comer, al cine, a bailar o a beber. Luego íbamos a mi departamento o
al de ellas, tomábamos una botella de vino y les cantaba. Sabía que
canción cantar para cada mujer, todo dependía de lo que me contaran
antes de bebernos la botella. El alcohol siempre ha tenido cierto
efecto positivo en mi voz y en la letra de mis canciones. Así fue
como te empecé a enamorar a ti, mi querido amor.
Me causa un gran dolor
verte así de enferma, conectada a tantos aparatos que no estoy
seguro de la causa de tu vida, es porque el médico lo decide así o
porque tu vida no termina en este momento. Por eso te pregunto sí
quieres que le hable a tu sangre, que la trate de calmar y que me
cuente que le hace a tu cuerpo. Cuál es su proceso ahora, si trabaja
como siempre lo ha hecho o sí se retrasa ahora que se siente enferma
igual que tu. Me permites..., tomaré tu gesto como un si.
Te pincharé con esta
aguja para secarte un poco de tu sangre, así la invito a un café
mientras charlamos. No voy a fumar mientras tomo el café para no
contaminarle, te aseguro que no nos tardaremos mucho. Sólo quiero
saber de tu sangre y quizá, si la convenza logre que descanses y ya
no sientas más dolor. La volvería a introducir dentro de ti con la
misma aguja y así cuando este dentro de cuerpo, descanses y yo ya no
sienta el dolor que me causa verte así, sin vida.
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