Sí pudiera confesar lo
que mi corazón siente por ti, sería una condena. No habría ni
perdón ni olvido, la religión nos juzgaría y lo más probable es
que sería nuestra muerte.
Pero no me importa morir por amarte,
prefiero tu piel junto a la mía y no una muerte sublime por privarte
mi amor.
Roza mi piel con tu mano, pásala por
todo mi cuerpo. Me estremece cada caricia tuya, cada respiro cerca de
mi oído y cuando me llevas hacía ti desde mi cintura.
No me niegues tu amor, he decidido quererte y entregarte mi corazón a consecuencia del ocaso. Por ello, a
partir de hoy el viento es nuestro aliado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario