Sí quisieras que te describiera el
día te contaría lo que he visto.
He mirado como los rayos de sol
alumbran poco a poco el parque,
el árbol que está en medio de la
plaza con sus flores rosas se ilumina empezando por la copa.
Los rayos que veo son los que forman la
silueta de la iglesia al fondo,
y algunas aves empiezan el huelo de
cada día saliendo de su nido.
En la esquina que está cerca de mi casa
se sienta una señora cada mañana.
Vende comida, no es siempre la misma y
el aroma del café me despierta algunos días.
Llega con su hija, quizás de 9 años.
Juega con las palomas hasta las 8 de la mañana,
luego ayuda a su madre a levantar el
puesto y se va agarrada de su falda.
Alzo la vista al cielo y es una mañana
despejada.
Las nubes son como si vieras una
pintura puntillista.
Solamente hay dos colores, el blanco y
el azul cielo, ¿recuerdas?.
Y hacía el horizonte se ve un avión
que va hacia el norte.
Qué más quisieras saber, cuéntame...
Tal vez te ayude saber que no siempre
miro cada detalle,
que no siempre percibo cada aroma y que
no siempre quiero hablarte.
Pero hoy te cuento lo que vi porque me
siento feliz,
soy feliz por que lo vi...
Te he querido compartir mi alegría.
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