Me enamore de ella, de
su tez blanca, de su pelo café oscuro y las puntas de su pelo claro.
Me enamoré de su sonrisa, de sus tatuajes, de su mirada perdida, de
su niña interior, de su amor por los animales, de su juventud
vivida, de sus sueños y anhelos. Me encantaron sus problemas, sus
dilemas, sus escritos, sus cuentos, sus historias, me enamoré de su
imaginación, de su ingenuidad, de su sencillez, de su piel
lastimada. Besé sus marcas, sus piquetes, sus costras. Jugué con su
pelo, le hice una cola que duró poco, me gusta verla despeinada,
durmiendo y soñando.
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