sábado, 27 de julio de 2013

Si supieras...

Si supieras lo hermoso, lo bello que es el mundo, lo grandioso que es vivir cada momento de la vida con la mirada humedecida por lo magnifico que es, sentirías lo mismo que yo siento. Ver hacia el sol, encontrarle formas a las nubes que parecen de algodón, es una actividad tan bonita que puede aliviarte por algún momento. Siento tanto en mi corazón que es por ello que sonrío, que me alegro por la vida, que disfruto lo que tengo y que me llena cada día cuando sale el sol. No pensaría en algo más asombroso que sentirse así y estar bien con una misma. El silencio mismo es testigo de ello, de los amaneceres cubierto por las estrellas que bailan junto al tiempo que se las lleva para un día más en la Tierra, de la luna que se despide sin gesto alguno y de la oscuridad que saluda cariñosamente a la luz.

Quizás entenderías también que soñar no cuesta nada, solo te quita el tiempo que te sobra que a veces pierdes sin sentido pero que lo recuperas con el respiro. No hay amor como esta gloria en la tierra, como saber que el esfuerzo tiene su recompensa, como saber que la vida gira por si misma y que aún así nos regala muchas noches. No hay que buscar mucho, no hay que encontrar nada más que la felicidad misma, envuelta en el papel regalado por la sencillez, en el presente que da la ternura y la serenidad de quien lo quiere regalar. Simplemente el dejar que la libertad te cubra y guíe tu camino es disfrutar la vida. No cambiaría nada, no quisiera otro libro para escribir pues todo ha sido así, con locura o sin locura, he querido cada vez más mi vida. Mi aliento, mi ánimo, mi respiro en mi mismo cuerpo, mi propio ser. La magia, lo místico lo encuentro con lo bello que es el amor y que se manifiesta de manera material, un momento, una caricia, un beso, un abrazo, un querer y un te quiero.


Te contaría muchas historias que te harían feliz, que llenarían tu cabeza de mucha imaginación, de anécdotas casi irreales pero verdaderas. De aquellas historias que sólo en el cine ocurren o que se leen en los libros, las que te inflan el corazón con solo saberlas, que te hacen llorar de felicidad. Lo único que tienes que hacer es sentirte libre, sentirte querido, sentirte así como me siento ahora. Deja que la música invada tu ser, que el canto de los pájaros sean la melodía más deliciosa para tus oídos, que el olor de las rosas blancas el aroma de tu día y que la luna sea tu mejor compañía en la noche. Ama y déjate amar, quiérete y déjate querer, sonríe y date cuenta de quienes te sonríen, simplemente permítete ser quien eres. Sólo así nos encontraríamos en el mismo camino, el que nos llevaría al horizonte, a encontrarnos entre el mar y el cielo. Cuídate, no tengas miedo y nos vemos allá... Cruzaremos el arco iris con los zapatos de Matusalem, comeríamos las fresas de los árboles y caminaríamos entre las hojas secas que caen.  



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