miércoles, 17 de julio de 2013

Un diálogo sin sentido

- Te recuerdas de aquel día, cuando nos juntamos en la parada de bus, la que está debajo de la pasarela. Cuántos años han pasado después de eso, ahora ya no tienes pelo, te has quedado calvo y eso que no fueron muchos años atrás. Recuerdo que fue cuando tenía unos 26 años, yo regresaba de mi clase de pintura. Ese día fue cuando en España estalló una bomba en un bus del centro de Madrid, lo recuerdas ¿verdad? Como no olvidarlo, si tu primo murió por ello, que lo siento. Me recuerdo de él a veces y una vez que viaje a España, no fue a Madrid, fui a Cataluña… Que hermoso ese lugar, viví unos años allá antes de conocerte, antes de enamorarme de ti. Pero bueno, cuéntame de tu vida, qué has hecho, te has casada, tienes hijos, cuéntamelo todo que quiero saber de ti. Yo sé que para ti no tiene sentido el hablarme, pero si nos hemos encontrado es porque algún momento te volvería a ver y resulta que ese momento es hoy. Dime qué es de tu vida, en qué trabajas. Sigues trabajando como jefe de la gerencia de la empresa de tu padre o ya te has cambiado de trabajo. Para serte sincera nunca me gustó lo que hacías, tratabas mal al personal. Me recuerdo de Doña Regina, la señora que limpiaba los baños. Recuerdo el día que le gritaste enfrente de mi, ese día empecé a quererte menos, te habías olvidado de ti, habías olvidado como fue que tu padre empezó con la empresa y cómo vivías cuando tenías siete años. Lo recuerdo bien porque tu mamá me contó la historia y quede sorprendida. Pero bueno, eso no importa, espero que ahora seas mejor persona.


- No digas nada más por favor, se supone que ya habías olvidado todo eso. Esta bien, te contaré sobre mi vida pero antes dime una cosa, qué fue de aquel amigo que tenías que se quedaba de vez en cuando en tu casa cuando venía a Buenos Aires. Aquel amigo que tenía el pelo de color zanahoria, con los ojos verdes y de tez blanca. Me contaste que venía de Holanda pero una vez hablé con él y resulta que venía de Irlanda. No sé si confundiste los nombres de los países o quizás no lo conocías tanto como me habías dicho. Por eso pensé mal, sentía celos y no te creí.


- La verdad no sé de quien hablas, conocía a tantas personas antes de irme de acá, que no estoy segura. No sabía que habías sentido celos, te miras una persona muy racional y además pensaba que confiabas mucho en mi. Pero resulta que eres un ser humano aunque algunas veces lo trates de ocultar. No te estoy diciendo nada malo, no lo tomes por ese camino. Sino que sencillamente me caía mal esa parte de ti, como te lo dije antes. Te conocí de una manera y al final de nuestra relación eras todo lo contrarío, supongo que el dinero te cambió, te hizo ser quien eras en aquel momento. Aunque viéndote ahora, me doy cuenta que nos cambiado mucho y que tus gustos son más caros. El reloj que traes, ¿cuánto te costó?, sé que ha de haber sido mucho. He visto el anuncio de ese reloj aquí y es mucho dinero. Los relojes son importantes para la vida de algunas personas, pero el que tienes muestra el puesto que tienes o que tenías en la empresa de tu padre. A mi nunca me gustó usar reloj siempre anduve confiando en mi memoria, algunas veces funcionaba bien y otras cuantas no. Te recuerdas el día que me fuiste a traer al parque porque se me había olvidado que tenía que estar en la casa a las cuatro porque llegaría tu familia para la cena de compromiso de tu hermano. Fue chistoso, a mi me pareció así. Tú estabas molesto conmigo, pero en la noche te reías conmigo por lo que había pasado. Tenías suerte porque ese día cargaba el celular conmigo, en la bolsa pequeña que siempre usaba y que la tenía sobre mis piernas porque estaba leyendo un libro. Con tu mirada me doy cuenta que si lo recuerdas, pero no te preocupes ahora uso una agenda y apunto todo lo que tengo que hacer, las citas importantes del trabajo y algunas veces las reuniones familiares. Ya no quiero que me pase lo que me pasaba, así que he puesto de mi parte para que no volviera a ocurrir. Algunas veces es difícil darse cuenta de los errores de una misma, pero tuve muchos problemas hace unos años porque confiaba mucho en mi memoria, pero ahora ya aprendía. Resulta inimaginable todo lo que la vida te puede enseñar en tan poco tiempo, pero aún así me ha gustado mi vida, aprendía mucho y también he detestado muchas cosas, personas y situaciones. Hubo un tiempo que maldije  a los hombres y en lo único que pensaba era como lograba casaquerme a una chica que conocí en un bar gay, un domingo por la noche. Salí con ella pero cuando me habló dejó de gustarme. Me sentí saliendo con Federico, uno de mis exnovio antes de ti. Decía tonterías, estuvimos hablando del caso de Mazariegos, pero la verdad no sabía nada. Decía nada más lo que se escuchaba en el medio común y no profundizaba en nada. Aunque no había que pensar mucho sobre la conclusión del caso, pero si sentía muchas ganas de reír esa vez que habló… Además que su voz parecía a la de un pato cuando está en el estanque dándole de comer a sus hijos patos.  Pero me alegro de verte contento, dime entonces sobre tu vida, tu familia, sobre ti.


- Qué puedo contarte, la verdad no mucho. No he cambiado, sigo trabajando en la empresa de mi padre y seguramente sigo siendo la misma persona o para ti, peor. Me he casado tres veces, tengo siete hijos. Con la última mujer con quien me casé, me divorcié y me que con la hija que tuvimos, le gane la custodia porque dije que ella era lesbiana y que en la casa donde vivía era de su novia. Le di dinero al abogado de ella para que el día del juicio metiera las patas, y así quedarme con mi hija. Entonces, así como lo escuchas es como vivo mi vida. Cambie mucho, si, tal vez por el dinero o por intentar ser una de las personas más importante en el mundo de los negocios.  


- Me lo imaginaba, se nota lo altanero que puedes ser, lo tienes en potencia. Seguramente sigues viendo a las mujeres como un objeto, como que valen la pena cuando cumplen algún tipo de necesidad que sientas. No te lo tomes a mal, pero me alegra mucho haberte dejado. Si hubiera seguido contigo no sería la mujer que soy. Yo no tengo hijos y creo que esa etapa femenina no pasará por mí. La verdad prefiero ver todas las noches hacia el cielo y pensar en mí, darme cuenta de lo que he hecho de lo que aún me hace falta por hacer. No quiero sonar mal, pero me agrada verme y darme cuenta de lo que soy. Algunas veces hago un autoanálisis de mi persona. Te puedo decir que me siguen enamorando las flores, especialmente los girasoles, sigo escribiendo cuentos y sigo pensando en muchas cosas que tu ya sabes. Superarte fue fácil, cuando necesité de ti nunca estuviste, ni durante ni después de la relación, no supe realmente lo que me entretuvo en ti pero me alegra haberte dejado. Fui feliz y sigo siendo feliz. No me he casado, sigo enamorada de mi sueño, un sueño interno y cuando te lo intenté me di cuenta que iba a cometer un error grave en mi vida. También quise que fuéramos amigos, pero me di cuenta que no valías la pena, los amigos son las personas que siempre están ahí para ti en determinado momento y esa oración no aplicaba en ti. Te recuerdas de Carmelo, el chico de la barba con forma de panal, ha sido a la única persona que le sigo hablando después de tres años de relación. A ti te hablo ahora y eso porque te encontré en la librería y porque no tenía nada más que hacer el día hoy. Supongo que a ti te da igual, todo te da igual desde que te conozco. Lo que pensé que fue amor seguramente fue una necesidad que sentía y que solamente yo podía llenarla, me equivoque al pensar que tu podrías hacer eso.

- No te preocupes en decirme algo más, eres así y por eso estuvimos juntos. Acércate, te daré otro abrazo de despedida. Al final las mujeres como tú son únicas, cuando quise decirte lo que sentía al despertarme cada mañana y verte, me di cuenta que ya no quería estar contigo, que ya no quería perseguir tus sueños ni tus anhelos. Quería dejarte pero me dio pena, sentía que te debía mucho porque tú eras la quien aportaba más. Hasta jugué con mi mente para engañarle y  seguir la relación contigo. Pensé que así podría devolverte algo y que al final tomarías una decisión. El tiempo pasó y seguíamos juntos y yo menos te amaba, menos quería sexo contigo. Verte desnuda me daba igual, ya sabía donde estaban tus lunares, tus manchas “secretas”, ya reconocía el mapa de tu figura, no sentía alguna atracción. Siempre has sido bonita pero no me quedaba nada para la imaginación. Jamás dejaste tu libertad, nunca te quedaste sola, la soledad no la conoces ni la has experimentado. Quizás eso fue lo que me hacía tambalear y por eso te castigue. Nunca sentí que te lastimaba porque pensé que tú ya andabas con alguien más y no sabía que esperabas para dejarme. Estaba harto de tu olor, de tu pelo, de tus cabellos en el desagüe, de ver tus cremas junto a mi ropa,  de que me hablaras sobre tus amigas, sobre tu trabajo, ya ni atención recibías de mí. Así que espere a que te dieras cuenta que nuestra relación no valía la pena. Te tardaste un poco más de lo que había supuesto, pero quizás fue porque estabas enamorada de mí. Lo siento, no quiero que te sientas mal pero solo quería estar solo, jugar con las mujeres y en algún momento de mi vida morir. En estos momentos lo que espero es mi muerte como parte del proceso de la cadena alimenticia. Algún día seré alimento de algún animal o ave. Así que no te preocupes, te daré tu abrazo y ya no tienes nada más que decir ahora que sabes la verdad.

- Me alegra saber que te deje. No vales la pena y tampoco quiero algo de ti, no lo acepto porque tenga  orgullo, sino que no lo necesito. No sé que es, pero estoy segura de que no lo necesito. Me di cuenta de ti y tus emocione el día que llegaste a donde trabajo y te vi.

Se abrazan, se dan un beso en la mejilla cada uno. Se despidieron y cada quien toma su camino, él hacía el sur y ella hacía el norte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario