Sí, no podría negarlo ni mentirte. Todo este tiempo se me ha ido contemplando el cielo. Me maravillo con su color, su tono y su brillo. Esas nubes gigantes que permiten a mi mente ser creativa y que no importa donde me encuentre, siempre me han dejado jugar con ellas.
Ahora sé de los tonos del día, de su capacidad para atraer mi atención y para envolverme durante cualquier momento con la magia de la vida.
Algunas veces pienso en ti. Tú de niño bajo la sombra de la jacaranda. Jugando con las flores moradas y sonriendo le a cada una cuando las tocas. Las escuchas y luego las recuestas sobre la grama. Me preguntó si será un juego para ti o es una actividad de todos los días.
Me sonrío y mis ojos se humedecen. Sé que estoy llena de amor hacía la vida y la misma vida me regala su amor por medio de la naturaleza.
Me recuesto sobre la grama y escucho al viento en el silencio. Me acaricia, cierro los ojos y al volverlos abrir observo a una mariposa volar. Cómo no amar la vida, si todo lo que contiene es amor que alimenta amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario