Cuando el viento empezó a bajar sus revoluciones, me recostó suavemente sobre la grama. Me intentó acariciar pero no sentí nada, solamente una suave briza. Abrí los ojos y puede observar el sol, me iluminaba y me daba calor. No quise levantarme pero un conejo se acercó a mi oído.
No pude escucharle bien y salió corriendo. Le seguí y encontré su madriguera, no era muy grande pero si acogedora. Me invitó a una zanahoria y me contó su historia acerca del viento. Nos reímos mucho y al final le conté como el viento me había recostado suavemente en la grama.
Supongo que sintió celos y muy molesto el conejo que me dijo que me fuera. Así lo hice, me levanté y salí. Continúe caminando, esperando encontrar el camino de regreso a mi casa pero no lo hice. Me quede dormida bajo la sombra de un árbol y desperté siendo una nube. Ahora todo lo veo desde el cielo y me encanta.
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