Caminó y se encontró a un conejo sentado a la orilla del riachuelo. El conejo se miraba triste y el colibrí se acercó. Le preguntó que porqué estaba triste y el conejo le respondió: mientras huía del señor zorro perdí el camino para regresar a mi madriguera. He encontrado está ala que usaré en la noche para cubrirme del frío.
El colibrí exaltado le contó su historia al conejo y el conejo con gusto le colocó el ala al colibrí. Le encajo perfectamente y el colibrí pudo volar. Ayudó al conejo a regresar a su madriguera y el colibrí se sintió doblemente feliz aquella tarde.
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