miércoles, 14 de mayo de 2014

Copa de vino

Te invité a una copa de vino. Del mejor vino de la casa. Brindamos por la vida y sonreíamos entre copa y copa. Se acabó el vino y nuestro encuentro. Se terminó la noche y llego el alba. Así como los primeros rayos de luz iluminaron la habitación, fue como fui desapareciendo.

Poco a poco, mi cuerpo se hizo invisible y ya no lograbas verme. Ya no regresé, me quede habitando durante el día, el sol me alimentaba y cuidaba de mi. Ya no eres lo que fuiste aquella noche.

Ahora me llena la sonrisa de las personas, de la gente que se siente agradecida con mi calor. De aquellas que me esperan con alegría y de aquellas que se quejan de mi. Me he sentido útil porque sirvo de alimento para las flores, les gusta mi luz y mi calor.

Probablemente me evaporé aquella mañana, pero no me arrepiento de lo que me sucedió pues me hizo vivir siendo humana.


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